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martes, 23 de octubre de 2012


El respeto y la tauromaquia

Hoy quiero compartir con ustedes un texto bastante interesante, que habla sobre la inviabilidad de la tauromaquia desde todos los puntos de vista; interesante porque el autor desmonta los principales "argumentos" utilizados por los taurópatas haciendo uso de un excelente discurso, bastante didáctico. He aquí el texto:

En más de una ocasión, muchos amigos o conocidos taurinos me han pedido respeto por sus gustos y prácticas bajo el argumento de que ellos respetan a quienes no les gusta la tauromaquia y hasta a los que militan en actividades anti-taurinas. Ante tanta insistencia, he preparado una respuesta que quiero compartir con ustedes.

Este es un tema que conozco muy bien pues he estado en ambos lados. Yo vengo de una familia taurina y fui, por muchos años, un gran aficionado. Llegué a conocer y disfrutar de la tauromaquia pero nunca pude evitar sentir que algo estaba mal cuando miraba el sufrimiento del toro o el de un caballo golpeado o destripado. Luego, mis estudios de postgrado empezaron a concentrarse en la economía institucional que estudia las instituciones sociales o las reglas que rigen el comportamiento humano y por ende empecé a estudiar sobre moral y ética. El sentimiento que siempre tuve y lo que aprendí me llevaron a replantear radicalmente mi posición.

Yo creo que este tema merece ser debatido y la única forma fructífera de debatirlo es con respeto. Sin embargo, esto no es posible sin concesiones de las dos partes. Es decir sin un “cese al fuego”, en que los taurinos dejen de torturar animales y los activistas defensores de los animales dejen de actuar. ¿Te parece posible? Si se lo propones a los activistas la respuesta inmediata será sí. Pero si se lo propones a los taurinos, déjame apostar que la respuesta será no. Entonces, ¿quién es el intransigente o el irrespetuoso?

La violencia que imposibilita el diálogo nace desde el mundo taurino que plantea: respétenos, si a ti no te gusta no vengas a la plaza que nosotros seguiremos acá torturando y matando a los animales. Otra vez, ¿quién es el intransigente o el irrespetuoso?

Esto resulta tan difícil porque se trata del choque de dos tipos de moral. La moral no es más que las costumbres que aceptamos como práctica común. Por eso hay varias morales según la cultura de un pueblo y también la época. El choque entre morales es ineludible, se da en todo ámbito y momento. La ética es el estudio crítico de las morales, su evolución, sus valores y sus consecuencias para la calidad de vida.

Ambos lados de la mesa, taurinos y activistas, pueden partir de una base común de respeto: no hagas al otro lo que no te gustaría que te hagan a ti. El problema es que cada una de las partes entenderá esto desde su moral. En la moral de los taurinos la palabra otro solo podría incluir a los activistas (léase humanos). En la moral de los activistas la palabra otro incluye al toro, al caballo y a todos los animales. Desde la moral judeocristiana, y peor desde la moral de un taurino, esto resulta difícil de entender. Para entenderlo y poder discutir es necesario explicar el significado de un término: especismo.

Según la Wikipedia (lo puedes revisar): “El especismo o especieísmo es un término acuñado en 1970 por el psicólogo Richard D. Ryder quien lo aplicó para describir la existencia de una discriminación moral basada en la diferencia de especie animal, en analogía con discriminaciones como el racismo o el sexismo entre los humanos, y todas ellas basadas en diferencias físicas moralmente irrelevantes. La discriminación especista presupone que los intereses de un individuo sintiente son de menor importancia por el hecho de pertenecer a una especie animal determinada. Esta discriminación es una actitud bastante arraigada en todas las culturas excepto en la cultura jainista. Entre los humanos, la representación más común del especismo es el antropocentrismo moral, es decir, la infravaloración de los intereses de quienes no pertenecen a la especie animal Homo sapiens.”

Más tarde en: Animal Liberation: A New Ethics for our Treatment of Animals, New York Review/Random House, New York, 1975, Peter Singer demuestra cómo la base racional de la justificación del especismo no es distinta de la que se ha utilizado para defender el esclavismo, el racismo, la xenofobia o el sexismo. Si quieres discutir el tema con respeto te recomiendo mucho leer este libro. En todos estos casos se dio una lucha entre morales como sucede con el tema de la tauromaquia y fue muy difícil llevar el dialogo con respeto, pues la vieja moral nunca está dispuesta a dejar sus prácticas para sentarse a dialogar. Por eso, en todos estos casos, los actores del lado de la nueva moral cobraron el nombre de activistas, pues como no podían dialogar entonces solamente les quedaba actuar.

En el caso de la tauromaquia no sólo que hay especismo sino que hay taurinismo, pues la discriminación se ensaña contra el toro. Imagina que tú vecino saca todas las mañanas un perro a su jardín y en un ritual –propio de él- empieza a lacerar al perro con diferentes instrumentos cortopunzantes, el perro chilla y gruñe mientras se desangra, luego el vecino le atraviesa el corazón o los pulmones, el perro escupe sangre y muere, el vecino salta de alegría con los brazos en alto y su familia le aplaude. ¿Cómo tratarías tú con ese vecino? ¿Le plantearías un diálogo respetuoso? ¿Por qué del perro si deberíamos compadecernos y del toro no?

Cuándo alguien habló en contra del Circo Romano los detractores seguramente le dijeron que el circo es parte de nuestra cultura, es un arte y a la final son sólo gladiadores esclavos y cristianos los que sufren. Luego, cuando alguien habló en contra de la esclavitud le dijeron pero si sólo son esclavos o sólo negros o sólo indios. Luego, cuando alguien habló en contra del racismo le dijeron pero sin son sólo negros, latinos, gitanos o indios o de otra raza. Luego, cuando alguien habló en contra del sexismo le dijeron pero sin sólo son mujeres. Hay un famoso británico (Thomas Taylor, un distinguido filósofo de Cambridge) que trató de ridiculizar a las primeras feministas haciendo una analogía de la lucha feminista con la defensa de los derechos de los perros, gatos y caballos. Sin querer había probado la base del especismo (ver Singer, P. 1975). Pero todas estas historias tiene un mismo final: la abolición. Esa es la dirección del progreso moral que siempre se dio por el trabajo de los activistas que no pudieron ser respetuosos, no porque no querían serlo sino porque la vieja moral nunca estuvo dispuesta a otorgar un espacio para el respeto.

Yo no discuto que la tauromaquia sea cultura o arte, como algunos activistas lo discuten, porque en mi opinión eso es irrelevante. No toda cultura o arte son buenos o malos intrínsecamente por ser cultura o arte sino por los valores que promueven en la sociedad. En la lucha de dos gladiadores en el Circo Romano hay tanto arte o más que en la tauromaquia, la destreza con las armas y el escudo, la preparación, la convicción espiritual, el ritual de valor y el desafío a la muerte: «Salve, César, los que van a morir te saludan». ¿No? Pero por más arte que sea y por más cultura que lo respalde, éticamente el evento es inaceptable pues solamente causará dolor y muerte entre sus participantes; y bueno, también causó gozo entre los espectadores que en una actitud violenta, cruel y sádica disfrutaron de algo así. ¿Cuál puede ser la diferencia del Circo Romano con la tauromaquia? ¿Qué sólo son animales? Eso no quita la violencia de la tauromaquia. La violencia, la crueldad y el sadismo son valores que no hacen bien a la sociedad como tampoco el desprecio a los animales. En palabras del San Francisco de Asís: “Si alguien excluye a cualquier criatura de Dios del refugio de la misericordia y la piedad, actuará de igual manera con su prójimo humano". Si le podríamos preguntar a San Francisco de Asís si se puede ser taurino y buen cristiano a la vez, ¿cuál crees que sería la respuesta?

Muchas veces lo taurinos dicen: respeten es una práctica legal. El hecho de que una práctica sea legal tampoco implica que sea éticamente aceptable. En ciertos países es legal lapidar a una mujer hasta la muerte por haber sido infiel. ¿A ti te parece que debemos respetar esa práctica porque según su moral y cultura es legal? Así que el argumento de que se respete una actividad por ser legal cuando lo que está en juego es una discusión ética es bastante ingenuo e interesado que es lo peor.

Desde un análisis ético, la moral de la tauromaquia permite la más vil y cínica de las incoherencias: decir que se ama al toro de lidia y al mismo tiempo torturarlo, matarlo y gozar haciéndolo. Esa es una forma enfermiza o patológica de amar. Lo mismo puede decirse de los pedófilos o necrófilos o violadores. Por eso los activistas llaman a los taurinos: taurópatas. La tauromaquia es una patología social, vista desde la ética.

Yo personalmente respeto a todos los taurinos como personas y como animales –pues también aunque quieran negarlo son animales como lo somos todos- pero mientras haya corridas no habrá respeto en el diálogo sobre este tema y los activistas harán lo que han hecho durante toda la historia: seguir actuando hasta la abolición.

Un afectuoso saludo,

Mateo Villalba Andrade

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